Tuesday, November 21, 2006

festejar

Cinco prisiones para el fin de año o suelto como animal salvaje

Son las 8 de la noche del 24 de Diciembre y te encontrás comiendo un pionono seco, untado en mayonesa light preparado por las manos de la tía que cocina solo una vez al año. Necesitas algo digestivo: fernet + vermouth rosso + soda. Mucha soda y hielo para enfriar la noche y salir a flote a partir de las 00hs.

Mesa de 20 personas, comida a tono con el frío glacial del polo norte pero en nuestros 30 grados y 98 por ciento de humedad. Para coronar el ambiente, villancicos para los sobrinos en versiones American Way of life. Horror. Huí a la terraza con una botella entera de vodka, cubeta con hielo y una bolsa de pomelos rosados.

Enero ya estas confirmado para hacer todos los reemplazos en la oficina, tu novia se va al norte de Brasil con amigas y tus amigos alquilaron una Van con frigobar llena de champaña y cerveza para recorrer la costa atlántica. ¡Pero igual hay que festejar que enero empieza! Atrincherate en una mezcla en vaso de trago largo de Gin, jugo de manzana, miel y unas gotas de licor de naranjas.

Jesús cumpliría 2007, dice la abuela y te sirve un arrollado de pollo que compró cinco días atrás, para “tener todo preparado”. Refrescá tu cuerpo y la noche con un whisky de pura malta escocesa o por un ron criado en Cuba por al menos 7 años, ambos con hielo.

Papa Noel te trajo un par de medias de algodón, un libro de Osho y una agenda 2007. Pero al menos se acordó del sweater escote en V color cremita que tan bien te va a quedar a partir de Julio. Hundite en dos botellas de champaña, si necesitas un toque dulce, agregale a cada copa unas gotas de licor de cassis.

Basta de noches prefabricadas hace más de 20 años, repitiéndose en un tartamudeo anual. Seis de la tarde, Campari con jugo de naranja en algún jardín. Picas algo, preferentemente frutos de mar o jamón crudo. Se desliza la noche sobre el horizonte y marca la hora de un martini dry, muy, pero muy seco y con dos aceitunas. En la parrillita ya están las brasas, tiras unos bifes de chorizo, doras unos morrones mientras alguien arma una ensalada verde. Abrís un Sauvignon blanco 2006, año que se esta yendo en silencio. La mesa servida, la carne jugosa, la compañía perfecta que elijas y un Cabernet Sauvignon del 2001, o algún año importante para vos y para el vino. La champaña se enfría en un balde a tus pies, el whisky o la vodka serán los últimos discípulos o maestros de tu noche. Acaricias el aire, su mano y la noche empieza a iluminarse por los fuegos artificiales de las prisiones vecinas. Pedís los deseos cerrando 8 segundos los ojos, y ves el 2006 como la luz de un relámpago. Cuando los abrís, el 2007 ya abrió la primera botella de champaña

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