Comida de bar
Uno va a un bar, bebe una cerveza espumosa, con el lúpulo floreciendo en el aroma que nos invade y la frescura de la malta iluminando nuestra sed. Luego de la primera o segunda el hambre se abre como un mapa, marcando la extensión en escala de nuestras ganas de comer. Entre cervezas y tragos una buena hamburguesa siempre es una gran opción. Simple, sabrosa, completa, condimentada, el pan apenas crujiente y embebido en salsas y jugos de cocción. Acompañada de papas fritas, aros de cebolla o solitaria, alegre y en el medio del camino de nuestra noche.
Hamburguesas en Buenos Aires y alrededores
Con el desembarco y crecimiento frenético de los locales de comida rápida, los lugares donde comer hamburguesas parecieron replegarse, esconderse en huecos del mapa gastronómico de la ciudad. Pero hace ya más de treinta años no era fácil conseguir un lugar donde comer tarde en la noche. A principios de los años 70, Albino Saucedo, camarero en ese entonces salió de trabajar y comenzó a buscar un lugar para saciar su hambre. Partió de la Capital y quiso experimentar en la zona norte. La recorrió desde Vicente Lopez hasta San Fernando y no encontró nada abierto. En ese momento decidió abrir su propio lugar. Nacía El Sport (Constitución 1167, Tel 4745-0020). Confitería ya histórica de San Fernando, uno puede comer la “doble burguer con papas fritas y aros de cebolla” desde las siete de la mañana hasta las tres del día siguiente. Inolvidable. Volviendo con la proa en dirección a las luces de la ciudad hay dos lugares para detenerse. Pepino (Av. Libertador 14475, Martínez, Tel 4792-2570), lugar de encuentro de la fauna norteña, ofrece hamburguesas caseras (cada una pesa 100 gramos). La completa sale con queso, tomate, lechuga, cebolla y mayonesa y se puede comer en la vereda donde la gente de la zona se sienta a mirar y ser mirada. A dos cuadras, The Embers Snack Bar (Av. Libertador 14638, Tel 4792-1347) sigue vigente y ofrece la clásica hamburguesa doble en canasta. Siguiendo el camino de norte a sur y a metros de cruzar la General Paz, es casi imposible no detenerse en Carlitos. El rey coronado en Gesell amplió sus dominios y hoy sirve sus hamburguesas en locales diseminados por Buenos Aires y alrededores. Pero su casa matriz (y el lugar donde vive) está en el local de avenida Libertador 148. Allí, entre 31 opciones la número 8 es la reina y sale con lechuga, tomate, cebolla, huevo frito y panceta. Si uno quiere cambiar el color local por el ambiente de los merenderos americanos, sobre la costanera norte Roxie diner (Rafael Obligado y Av. y Salguero, Tel 4805-0655) ofrece variedad de hamburguesas como la bacon cheese burguer o la chilli cheese burguer. Ni siquiera faltan los milk shakes para acompañar. Saliendo de territorio norteamericano podemos darnos un baño de lujo a la noche y sumergir nuestra hambre en un ambiente clásico. En el Lobby bar del Hotel Alvear ofrecen la “hamburguesa Alvear”. Camareros de saco rojo la traen a la mesa o la posan en la barra y trae entre sus ingredientes queso fynbo, lechuga, pepino, tomate, panceta, cebollas caramelizadas y papas fritas. Si la noche nos hunde en sus luces y sombras, hay buenas opciones para saciar el hambre y salir a flote a tiempo. En Mundo bizarro (Serrano 1222, Tel 4773-1967) se extraen desde su corazón pop rojo buena comida de bar. Allí la hamburguesa es preferible acompañarla con algún cóctel, buen whisky americano o hasta un ron de alguna isla caribeña. Y esperar que la noche dure tanto como nuestra sed. Como en toda historia de los últimos doscientos años, en algún momento aparecen los ingleses. En este caso, dos bares ambientados, uno como algún pub de la capital de la metropoli y otro como un par de algún rincón colonial (y oriental) del Imperio. Gibraltar (Perú 895, Tel 4362-5310) sirve una hamburguesa con doble carne, lechuga, tomate, panceta y cebolla, ideal para acompañar con la cerveza negra artesanal que sirven tirada. Bangalore (Humboldt 1416, Tel 4779-2621) varía de las clásicas completas para tentar el hambre de los habitues con ‘burguers’ de queso azul y panceta, queso fundido y champignones o carne especiada, queso y cebolla. Y más allá de este collar de lugares, hay otros, en los barrios, en el corazón fantasma de la ciudad, semiocultos y agazapados esperando por nuestra hambre voraz y noctámbula.
Lejos de cadenas que las uniforman las hamburguesas se mantienen vivas. Los EEUU nos han dado el jazz, el blues, los automóviles, a Marilyn, Bogart, Elvis, el rock and roll, los superheroes y también las hamburguesas tal como las conocemos. Celebremos el obsequio reivindicándolo con la mejor carne de nuestras pampas junto a la cerveza que más nos guste y en el bar de nuestra mejor noche.
2 comments:
Saliéndonos del tema peor para otra entrega el otro día con naza, esperando unos pasajes de avión que tardaban en salir apuramso dos lomitos completos que no tienen igual en capital federal y me atrevo a hablar del mundo tambien. un pequeño barcito sobre cerrito al 840 mas o menos que hace los mejortes lomitos del mundo, el grosor justo para que esté jugoso y tierno, una maravilla. venite que el jueves te invitoa acomer unos viejo. un abrazo.
propongo, entonces, que me saques a comer alguna de las delicias que mencionás en este espacio. entre el 20 de diciembre y el 1 de enero esperaré ansiosa el deleite
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