
La boya cardinal indica la orientación por dónde hay que dejarla atrás.
Norte, nor-este
Besando con el casco las letras de su nombre: bikini
Pero no es dejando atrás las señales que se aprende cómo navegar, sino volviendo a ellas todo el tiempo,
Anudándose a lo que indican, rodeándolas
Y mirándolas de cerca, de lejos, por todos los lados de su cuerpo metálico flotante.
Para eso, el hombre al timón ordena la maniobra, y hace de la marcha un círculo cada vez más pequeño.
“La pulsión siempre rodea al objeto”, decía un profesor, repitiendo a todos los profesores que se vestían en el mismo país
Y de eso se trata el aprendizaje. Rodear, sobre una masa de agua dulce, algo que flota y señala, veinte veces al menos
Y después alejarse, sin mirar atrás, recordando las maniobras
para llevarlas en el cuerpo
hasta un puerto
la playa
la próxima señal