Tuesday, July 27, 2010

En el camino - Trelew II


(la foto es de Guido Piotrkowski)

I
En el bar del Touring Club, las reinas esperan su hombre
aquel que las llevará lejos, una mañana, en andas.
Todas dicen que Butch Cassidy era,
uno de esos que saben cómo hacerlo.
Algunos dicen que se fue a Australia, otros que nunca estuvo.
La reina mayor dice que así son los hombres:
o nunca están, o ya se fueron.

II
Del bandido sólo queden sus armas,
tiradas sobre la cama y sin balas,
y aún hacen temblar a las señoritas
que toman el té los domingos, coronadas.
Cuando nadie las ve, tocan el acero Winchester
y le cuentan a las amigas,
que levantaron de la cama con sus manos, el arma de un asesino.

III
Dicen que huyó porque extrañaba a su amada,
la que él toma con la mano helada,
sentado en el capot de un Ford, en su último retrato.
Dicen que en la cama solo hablaba
en su idioma natal
y que el colchón verdadero, no el que ahora lo reemplaza
era mullido, con plumas.
La mayor de las reinas asegura que
en esas camas los cuerpos caen en un mismo pozo
que el calor se confunde
con la fronda de plumas, con el frío de la helada
con el invierno, con el deseo de morir en la cama.
Con el amor.

IV
El hombre que las elige por toda la provincia
Les promete llevarlas siempre al Touring Club,
al cuarto del criminal,
al lugar donde el champán se lo regalan.
Ni bien entran por la puerta principal
les pone la cinta nacional, la corona preciosa
y las invita elegir cualquier mesa que quieran.
Ellas cuentan sus trabajos diarios,
las tareas que las hicieron reinas, él sus viajes maravillosos
las historias de todos los reinos,
la forma en que descarta en el mar los restos de su trabajo.
Ellas esperan escaparse hasta el cuarto del criminal,
él que ellas vuelvan a perderse en la estepa
Ellas que la historia sea suya, él ser inmortal,
ellas amor, él ser algún día al que elijan.

Monday, July 26, 2010

En el camino - Mar del Plata III




En el fondo del fuego, cruza como un rayo la noche
El iman que se llevó al secreto, las cien formas de su cara.

Todas las formas en que ella dijo

Y a veces ni siquiera eso

Y a veces ni siquiera ella.

Sunday, July 25, 2010

En el camino - Mar del Plata II




Lluvia, en el lomo del silencio
esa fronda helada en que ella duerme o señala.
Y a veces ni siquiera eso.

Y a veces ni siquiera ella.

Wednesday, July 21, 2010

En el camino - Puerto Madryn II




I
No soy yo el eco recortado de mi nombre
escrito en la misma pared en que explican las mareas
el océano, la fuerza lunar sobre la masa de agua.
No soy yo donde se hunden los restos del naufragio.

II
Saben, en la habitación donde sueña mi infancia
que los amos del amor no duermen aunque uno ya se haya ido lejos
aunque uno haya dinamitado la mitad de la casa,
para prender fuego la parte restante.

III
Nadie conoce lo que ama
ni el mar, ni el deseo del mar
en llamas. Nadie, nada, nunca
en el mar, ni en el deseo del mar
en llamas.

Sunday, July 18, 2010

En el camino - Puerto Madryn




El niño lee el Fondo del mar sólo
con la luz del cuerpo apagada
en la estepa nocturna de la madrugada.
Juega con las palabras, el océano
toda el agua entre los dedos,
viaja al futuro feliz, con una escafandra dorada
y todo el aire del mundo encapsulado.

El niño lee en el cuarto de la infancia
sólo es un buzo explorador en el lenguaje,
ese nido de monstruos que le enseñan
que la vida es un viaje, descubrir,
nadar en un mundo desconocido.

El niño ya no anuda, zurce
con las palabras que trae el mar
otra manera de decir yo.

Tuesday, July 13, 2010

En el camino - Rosario II




I
En Rosario construyeron una rambla para caminar sobre el agua
Y desde ahí, cuando pasan los barcos de paseo, se puede ver
Y saludar a los turistas, embarcados en un viaje a ninguna parte.

II
La rambla es una rampa con curvas que va siguiendo el contorno del rio,
aunque en el verano el agua subió 6 metros, no logró tapar el camino.
Los hombres sabios saben cómo calcular su obra para escapar de la naturaleza.

III
Los días de sol, aunque sea invierno, los barcos se llenan de gente
la mayoría se ponen camperas de colores, se cubren las caras
y sacan fotos del agua, los árboles con las copas hundidas en el rio,
los hombres que los miran, niños que corren en la orilla. En ese paisaje
se esconde el terror de descubrir que la memoria estará llena de lugares
donde nunca estuvieron, donde jamás van a volver a estar.

IV
El frio eriza el aire, o algo muy raro, que hace qué, como no pasa lejos del agua
se huela la mugre de los turistas que viajan en cubierta, el pez que muere
brillando sobre el hormigón armado, y el perfume a flores blancas y vino tinto
en los labios de una dama. Si se toman esos labios con la mano, el frio desaparece.

Wednesday, July 07, 2010

En el camino - Rosario




Camino a Rosario, dos torres Eiffel en los techos de Pergamino
allí donde siempre hay enormes tanques de agua dulce,
una señal más, de que ningún lugar está a salvo
de lo que pasa en el resto del mundo, o qué
hay una reserva de la obra del hombre, lista para sobrevivir
al fin del mundo, en el lugar menos pensado. Sin embargo
después de 9 horas en dos colectivos semi cama
en Rosario la torre se repite, en el frente de una gran tienda
donde señoras paquetas venidas a menos compran
las telas para vestirse de noche con luces, zurcidas con el amor
intacto. El recuerdo de todas las torres Eiffel vuelve
hasta la canchita donde aprendí a hablar como soñaba
con los restos óseos de mi lenguaje, la infancia.
Era una cancha sintética, llena de frío y de extraños
donde jugaba de 3 los sábados a la mañana. Para ir
me bajaba donde Marlon encontraba su último tango,
en Paris. El futbol, el rio, la torre y a la vera de la torre
nadaba los 90 minutos, entre los fantasmas del rio
el amante, ese hombre que ya no soy yo, intacto.
Pero no son las torres las que te dejan ver lejos,
son los hombres que las construyen y esperan
agazapados como la infancia en la memoria
para llevarte de la mano donde siempre estás solo
esa canchita artificial, donde todos hablan otro idioma.