Wednesday, July 07, 2010

En el camino - Rosario




Camino a Rosario, dos torres Eiffel en los techos de Pergamino
allí donde siempre hay enormes tanques de agua dulce,
una señal más, de que ningún lugar está a salvo
de lo que pasa en el resto del mundo, o qué
hay una reserva de la obra del hombre, lista para sobrevivir
al fin del mundo, en el lugar menos pensado. Sin embargo
después de 9 horas en dos colectivos semi cama
en Rosario la torre se repite, en el frente de una gran tienda
donde señoras paquetas venidas a menos compran
las telas para vestirse de noche con luces, zurcidas con el amor
intacto. El recuerdo de todas las torres Eiffel vuelve
hasta la canchita donde aprendí a hablar como soñaba
con los restos óseos de mi lenguaje, la infancia.
Era una cancha sintética, llena de frío y de extraños
donde jugaba de 3 los sábados a la mañana. Para ir
me bajaba donde Marlon encontraba su último tango,
en Paris. El futbol, el rio, la torre y a la vera de la torre
nadaba los 90 minutos, entre los fantasmas del rio
el amante, ese hombre que ya no soy yo, intacto.
Pero no son las torres las que te dejan ver lejos,
son los hombres que las construyen y esperan
agazapados como la infancia en la memoria
para llevarte de la mano donde siempre estás solo
esa canchita artificial, donde todos hablan otro idioma.

1 comment:

fedecuco said...

Gracias por la magia poeta.