Sunday, July 12, 2009

octava clase - viento en contra



Hay que imaginar esto: el viento sopla exactamente desde el punto al que debemos llegar.

Eso hace que Matilde vaya en cada rumbo, con la proa hacia la Catedral de San Isidro, durante una hora, sin acercarse a destino.

Eso hace que casi todos los barcos que navegan el Río de la Plata prendan el motor y bajen las velas. Cuando las condiciones son adversas, todos quieren volver pronto a casa.

Hay que imaginar esto: el agua baja, arrastrando ramas, basura y la masa de agua desde el punto al que debemos llegar hacía el mar.

Eso hace que Matilde vaya contra la corriente, con el cuerpo de través a la marea y las olas besando su casco como si lo cachetearan.

Eso hace que las manos se congelen al sumergirse en el viento helado, el agua dulce y la sed. Lo que duele no es el frío, lo que duele es el agua.

Con el viento y el agua en contra, el barco parece tener siempre en el horizonte la fé. En ese momento se pueden bajar las velas y prender el motor fuera de borda. En ese momento se puede querer volver a casa. O no. Siempre se puede hacer algo distinto. Siempre se puede navegar.

1 comment:

Anonymous said...

"...pero vale la canción buena tormenta, y la compañía vale soledad...siempre vale la agonía de la prisa, aunque se llene de sillas (peligrosas que nos inviten a parar) la verdad"
Buenísimo! Ele