Saturday, October 23, 2010

En el camino - Dearborn III





Para mi padre Ford era un dios y para mí
mi padre era un Falcon blanco lleno de barro.
Todo podría haber terminado en ese error,
si la máquina no se hubiera perdido en el tiempo,
si los países hubieran detenido sus conquistas,
si el amor hubiera sido incierto. Lejos, tan lejos como la infancia
y en el patio de atrás de la juguetería de la historia,
Una máquina repite a dios sin cansancio. Plástico
liviano, con las manos en los bolsillos y la mirada de plomo
Henry aún mira al mundo como lo que es. Enfrente estoy yo.
El que no cree, el que no miente, el que al final del viaje
y de la fe, paga dos dólares para devolverlo al mundo,
y llevarlo como ofrenda a los brazos de mi papá.

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