Wednesday, May 22, 2013

Tato

A nadie entrevisté tantas veces como a Tato Giovannoni. Ahora está a mi lado, frente a unas cien personas y él me presenta. -Martín es el arqueólogo de la coctelería- dice, con una sonrisa tímida y nerviosa. Miente, de la manera en que lo ví hacerlo otras veces. Todos los miran a él porque es a quien conocen. Él es el quién estuvo en la televisión, el que sale en las revistas, el que preparó cócteles en las mejores barras de Buenos Aires desde hace quince años y el que está en los carteles que anuncian el festival Bocas Abiertas en el que estamos. Está flaco, tanto como el día en el que lo conocí pero bastante más que la vez en la que me contó de dónde era que él venía. Estábamos sentados esperando que nos dejaran entrar a un estudio de radio a grabar un micro para una marca y me contó que él había nacido en Pinamar. En realidad me habló de su padre, un hombre que había abierto varios restaurantes, bares y cafés en el pueblo costero y que ahora no tenía ninguno. O solo uno, que siempre estaba por abrir. Me contó de un bar llamado Status y me trajo un recuerdo preciso de mi infancia. Era el lugar al que mis padres iban a tomar un café luego de la cena en las noches de vacaciones en enero. Tato habló de cómo los mozos le mostraban cómo hacían el clericó y del sonido del vapor de la cafetera, sus primeros recuerdos del clima en el que trabajaría años después. Supe en ese relato que alguna vez, ambos niños habíamos estado en el mismo lugar, uno y otro a ambos lados de la barra de un bar. Cuando termina de decir “arqueólogo” yo también me río. Acerco el micrófono que tengo en la mano y cuento que nos conocimos en un estudio de radio, cuando él era ya una figura pública y yo un periodista novato que recién había abandonado el trabajo en las barras. Su hijo está al pie de la tarima sobre la que estamos y lo mira con los ojos bien abiertos y el mentón apoyado sobre la alfombra del estrado. Es imposible que entienda lo que dice Tato sobre la historia del San Martin Demi Sec, un cóctel de los años 20 que refresca en un vaso para servir en una copa de cristal. Cuando Tato tenía la edad de su hijo ya estaba jugando en un bar. ¿Cómo saber que ve, piensa o siente alguien en ese momento? ¿Cómo saber cuáles son las marcas de ese niño en la experiencia de hoy?
Este trabajo responde a una consigna dada en el marco del Máster de Crónica de la revista Orsai

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